Un bebe muerto en mi auto, una historia verdadera.
El sábado 09 de novimebre, me levante como siempre
a correr como a las seis de la mañana, en la propiedad donde vivo, le doy techo
a una familia unos metros abajo, allí vive Mario y Vicenta, el ayudante de
albañil, procrearon cuatro hijos, además allí está la madre y la Hermana de Mario, el 26 de junio del 2013, Mario y Vicenta
procrearon a su cuarto hijo, los señores son pobres, en ocasiones se les apoya
con ropa y a veces hasta con alimentos, Dios
quiso mandarles un niño diferente en esa fecha, desde que nació el bebe no
conoció mas que hospitales y doctores, su madre dejo casi abandonados a sus
otros tres hijo por vivir prácticamente en el hospital, ya que según le dijeron
si no estaba allí todo los días, la acusarían de abandono de infante, Mario
irresponsable salía a trabajar según él, no lo vi desde el mes de agosto por la
propiedad, supe que andaba en las cantinas tomando cervezas y que con su
bicicleta en estado de ebriedad había provocado daños aun vehículo, cuyo dueño
le hizo pagar los daños con trabajo físico, siempre al salir a correr paso por
la casa de la familia de Mario y Vicente y doy buenos días, a mi regreso del 09
de noviembre a las 7:15 am, me encontré en plena carretera a Vicenta, que echa
un mar de lagrimas no alcanzaba solo a decir mi bebe, mi bebe, Vicenta
intentaba llegar a casa de su hermana
Lulú, quien vive a unos quinientos metros de ahí, pero coincidentemente su
hermana había escuchado los gritos y corrió a su alcance, de repente Lulú le zampó
una tremenda cacheta a Vicenta, a fin de que saliera del trauma y efectivamente
dio resultado, yo salí corriendo hacia la habitación a encontrarme con Corazón
de Jesús(+) así le pusimos, porque aunque no me lo crean a un no tenia nombre,
encontré el pequeño cuerpecito de 65 cms de largo, sobre la cama envuelto en las sabanas como si
fuera su mortaja, aun estaba tibio y tenía los ojos abiertos y el rigor mortis
ya comenzaba a hacer efecto, ore por él un padre nuestro y un ave maría, y
luego le puse un cruz sobre su frente, pidiéndole a Dios que lo tuviera a su lado,
Corazón de Jesús tenia, hidrocefalia y
espina bífida, aun así su madre lucho por él durante muchos meses, como solo
una madre lo sabe hacer, pero ese día, Dios lo llamo a su lado, y en mi parecer
fue lo mejor que pudo suceder, los niños que no comprendían lo que pasaba,
tiraban de las sabanas del bebe si vida con fin de jugar con él, por primera
vez sentí miedo, comprendí lo terrible que es la miseria y que no es cosa de
dinero, es cosa del carácter, la educación y la fortaleza espiritual, le di a
la abuela alguna recomendaciones y diciéndole si necesitan algo hay me echan un
grito.
No bien había llegado a mi
recamara cuando Lulú, me alcanzo a la casa y me empezó a gritar por la ventana,
no me había quitado aun la ropa deportiva y tenía el rastrillo en mano para
quitarme la incipiente barba que todos los días por la mañana asoma por mi
cara, ingeniero, ingeniero!, alcance a escuchar, me asome por la ventana de la
planta alta, y Lulú, me pregunto, ¿Qué se puede hacer en este caso? Y ahí
empezó el día, como respuesta le dije llévenlo al centro de salud para que el
médico les dé el certificado de defunción. Sera que nos puede usted llevar?, no
dije nada me volví a poner la sudadera toda maloliente de los líquidos que
retenía, baje calenté el coche, mientras Vicenta, traía entre su pecho el
cadáver de Corazón de Jesús, nos dirigimos al centro de salud, yo decía ahí
tienen que atendernos, prudentemente Lulú recogió de la casa de Vicenta todos
los papeles que encontró en el camino, pase primero a poner combustible porque
algo me dijo que habría que dar muchas vueltas.
Llegamos al centro de salud de
Suchiapa, eran la 8 am estaba hasta el tope de beneficiarias de oportunidades,
que llegan a consulta, ahí me di cuenta de la falsedad que es eso de que vayan
a la visita médica, como pudimos y casi a golpe nos abrimos paso ante la
multitud de mamas que quería adquirir el sello en su planilla, y adentro llame
a la enfermera que atendía a las beneficiarias y discretamente le dije, el bebe
que traemos esta muerto quisiéramos que un doctor lo revisara y nos diera el
certificado de defunción, inmediatamente llamo al otro enfermero y le dijo
algo, que dejo a las beneficiaras paradas ahí y de inmediato nos pasaron a un
área de evaluación, en el centro de
salud solo había tres servidores, un enfermero, una enfermera y el policía de
guardia, los cuales se metieron en una habitación e hicieron una reunión de
emergencia, al salir los tres nos dijeron, el guardia los va atender, en la voz de guardia un tipo moreno, de baja
estatura con la seguridad de alguien que sabe mucho nos pidió copia de los
documentos, ahí empezaron los problemas, Mario y Vicenta no había registrado
aun al niño, la constancia de Parto se hallaba echa bolas entre un monton de
papeles viejos, que ella acostumbraba a guardar en bolsas de plástico, por suerte
Lulú recogió todo, recetas, radiografía, papales de todos los niños y luego de
una rápida revisión, encontré la constancia de parto toda rota, Mario según
Vicenta había salido a trabajar muy temprano y no tiene teléfono celular, yo
tenía la sospecha que Mario había dejado tirada a la familia desde hace mucho,
el guardia con esa firmeza que le caracterizaba me dijo que para que me diera
el acta de defunción necesitaba el acta de nacimiento y credencial de elector de
quien fuera a recibir dicho documento, Vicenta y Lulú, no traían su IFE, así
que tuve que apechugar con la mía, con prisa salí a buscar una fotocopiadora
para obtener el duplicado de mi IFE y de la constancia de parto, mientras tanto
Vicenta traía en brazo el cadáver de su hijo, era un día sábado, nada abierto a
esa hora mucho menos quien sacara una copia, sin embargo terco como soy y
preguntando di con un lugar de un joven empresario que abre su ciber muy
temprano y puede obtener copia de los documentos, para esto ya nos había dado
las 8:45 de la mañana y Vicenta traía el cadáver de su hijo en sus brazos, a mi
regreso el flamante guardia que la hacía de médico forense, hizo dos llamadas a
alguien que dijo ser la doctora y que le daba las instrucciones, después de
colgar el teléfono me dijo, tiene que ir con un doctor particular a que le dé
una receta, que? le dije, como que un médico particular que aquí no es un
centro de salud, después de decirle que los iba a acusar de negligencia y otras
lindezas, que no fueron ofensas, decidí ir a ver al MP, otro, de plano la oficina cerrada, a Lulú se
le ocurrió preguntarle a un policía de los de la municipal donde vivía el
presidente, el cual secamente contesto ahí está el director hablen con él,
mientras tanto Vicenta venía detrás de nosotros con el cadáver de su hijo en
brazos, casi en la puerta agarre al director de la policía municipal que
estaba de salida, que solo había pasado un instante a recoger algo a la
oficina, medio le explique el caso volteo a ver a Vicente y le pregunto trae el
bebe ahí? Ella asintió y entonces el regordete director con abundante bigote le
dijo a otro policía, vayan a ver a aquel, en la ambulancia? Infirió el otro, si
contesto el susodicho, Lulú y Vicenta con su bebe, subieron a la ambulancia con
otros dos policías, algo me dijo que yo debía ir con ellas pero en el coche,
para mi hubiera sido muy cómodo zafarme pues ya estaban en la mano de la
autoridad, pero siempre el instinto ese que nos tiene alerta siempre, me hizo
ir detrás, llegando a un domicilio salió el comandante todo medio dormido y
después de explicarle el asunto me dijo, pues no es mi problema y cerro su
puerta.
Ya con el carácter expuesto, es
decir encabronado, le dije a las señoras que se bajaran de la ambulancia, que la
llevaría a Tuxtla Gutiérrez al centro de Salud para que ahí dieran el acta de
defunción, ya en camino a tomar la carretera Lulú se acordó que tenía un
conocido doctor, allá vamos, aun lado de la gasolinera de Suchiapa hay un
medico, que por más que le tocamos no salió a abrir, ya entrado en búsqueda del
doctor particular nos dimos a la tarea de encontrar alguno, y al fin después de
media hora de buscar y de puro chiripazo pasamos por el consultorio de una
doctora que si estaba disponible y que en sus tiempos de ocio la hace de ama de
casa, o al revés, allí reviso la
documentación medica y después de preguntar sin revisar el cuerpo del bebe
extendió la receta, le preguntamos cuanto seria y nos dijo no se preocupe van a
volver porque debo firmar el acta de defunción que le van a dar en la
secretaria de salud, y si efectivamente, el guardia investido de medico después
de revisar el documento nos entrego el acta de defunción que llevamos a firmar
por la doctora y ahí sí, sus honorarios fueron cubiertos, ya con acta en mano,
corrimos al registro civil a conseguir lo necesario para enterrar el cuerpecito
de Corazón de Jesús, resulto que en sábado no hay labores, así que nos dimos la
tarea de ir a los domicilios de los empleados, donde una de ellas se comunico, que
sería posible que nos atendiera en su casa después de la doce del día, mientras
tanto nos dimos a la tarea de buscar a la primera autoridad para que a través
del DIF municipal, apoyara a Vicenta con el entierro de su hijo, cual
fue con nuestra sorpresa que fue imposible encontrar al presidente y a la
primera dama, ya entrado en gastos decidí ir a las funerarias a ver cuánto
salía una cajita para la partida de Corazón de Jesús, y afortunadamente se pudo
lograr, así que olvide al presidente y a la autoridad y me di la tarea de meter
el cuerpecito en la caja y dejarlo para su velación en casa de su abuela,
posteriormente me lleve a Vicenta y a dos de sus familiares a terminar el
registro y el acta de defunción en el modulo Migo que está en el parque central,
yo no sé qué cara nos vio la responsable que la verdad nos trato muy bien, con
eficiencia complemento todos los documentos faltantes, acta de matrimonio,
actas de nacimiento de la madre y el padre, ya que son nativos de allí, me los
dio para sacarles copia y por fin nos entrego el documento para que pudiéramos
dejar a Corazón de Jesús en su última morada, después me fui al panteón
documento en mano, algún pariente de la familia tenía un lugarcito por allí,
asi que lo encontramos y le entregue al panteonero el acta de defunción, como a
la media hora me dice, oiga le falta otro permiso de la presidencia municipal,
no sé qué cara me abra visto, que me dijo, pero si quiere el lunes me lo trae,
ya para entonces lo vecinos habían terminado de preparar el recinto, después de
todos esto llevamos el café la galletas y los vasos, por fin puede ir a
desayunar.
Mi reflexión de esta historia
verdadera, es que hay miseria es cierto, pero la peor de la miseria es la que
existe en los seres humanos que no son capaces de ayudar al miserable, si el
bebe muerto hubiera sido de padres ricos, créanme que hasta la marimba
mandaban, los miserables del alma son peores.
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