lunes, 11 de noviembre de 2013

Un bebe muerto en mi auto, una historia verdadera



Un bebe muerto en mi auto, una historia verdadera. 

El sábado 09 de novimebre, me levante como siempre a correr como a las seis de la mañana, en la propiedad donde vivo, le doy techo a una familia unos metros abajo, allí vive Mario y Vicenta, el ayudante de albañil, procrearon cuatro hijos, además allí está la madre  y la Hermana de Mario,  el 26 de junio del 2013, Mario y Vicenta procrearon a su cuarto hijo, los señores son pobres, en ocasiones se les apoya con ropa y a veces hasta con alimentos,  Dios quiso mandarles un niño diferente en esa fecha, desde que nació el bebe no conoció mas que hospitales y doctores, su madre dejo casi abandonados a sus otros tres hijo por vivir prácticamente en el hospital, ya que según le dijeron si no estaba allí todo los días, la acusarían de abandono de infante, Mario irresponsable salía a trabajar según él, no lo vi desde el mes de agosto por la propiedad, supe que andaba en las cantinas tomando cervezas y que con su bicicleta en estado de ebriedad había provocado daños aun vehículo, cuyo dueño le hizo pagar los daños con trabajo físico, siempre al salir a correr paso por la casa de la familia de Mario y Vicente y doy buenos días, a mi regreso del 09 de noviembre a las 7:15 am, me encontré en plena carretera a Vicenta, que echa un mar de lagrimas no alcanzaba solo a decir mi bebe, mi bebe, Vicenta intentaba llegar  a casa de su hermana Lulú, quien vive a unos quinientos metros de ahí, pero coincidentemente su hermana había escuchado los gritos y corrió a su alcance, de repente Lulú le zampó una tremenda cacheta a Vicenta, a fin de que saliera del trauma y efectivamente dio resultado, yo salí corriendo hacia la habitación a encontrarme con Corazón de Jesús(+) así le pusimos, porque aunque no me lo crean a un no tenia nombre, encontré el pequeño cuerpecito de 65 cms de largo,  sobre la cama envuelto en las sabanas como si fuera su mortaja, aun estaba tibio y tenía los ojos abiertos y el rigor mortis ya comenzaba a hacer efecto, ore por él un padre nuestro y un ave maría, y luego le puse un cruz sobre su frente, pidiéndole a Dios que lo tuviera a su lado, Corazón de Jesús tenia,  hidrocefalia y espina bífida, aun así su madre lucho por él durante muchos meses, como solo una madre lo sabe hacer, pero ese día, Dios lo llamo a su lado, y en mi parecer fue lo mejor que pudo suceder, los niños que no comprendían lo que pasaba, tiraban de las sabanas del bebe si vida con fin de jugar con él, por primera vez sentí miedo, comprendí lo terrible que es la miseria y que no es cosa de dinero, es cosa del carácter, la educación y la fortaleza espiritual, le di a la abuela alguna recomendaciones y diciéndole si necesitan algo hay me echan un grito.
No bien había llegado a mi recamara cuando Lulú, me alcanzo a la casa y me empezó a gritar por la ventana, no me había quitado aun la ropa deportiva y tenía el rastrillo en mano para quitarme la incipiente barba que todos los días por la mañana asoma por mi cara, ingeniero, ingeniero!, alcance a escuchar, me asome por la ventana de la planta alta, y Lulú, me pregunto, ¿Qué se puede hacer en este caso? Y ahí empezó el día, como respuesta le dije llévenlo al centro de salud para que el médico les dé el certificado de defunción. Sera que nos puede usted llevar?, no dije nada me volví a poner la sudadera toda maloliente de los líquidos que retenía, baje calenté el coche, mientras Vicenta, traía entre su pecho el cadáver de Corazón de Jesús, nos dirigimos al centro de salud, yo decía ahí tienen que atendernos, prudentemente Lulú recogió de la casa de Vicenta todos los papeles que encontró en el camino, pase primero a poner combustible porque algo me dijo que habría que dar muchas vueltas.
Llegamos al centro de salud de Suchiapa, eran la 8 am estaba hasta el tope de beneficiarias de oportunidades, que llegan a consulta, ahí me di cuenta de la falsedad que es eso de que vayan a la visita médica, como pudimos y casi a golpe nos abrimos paso ante la multitud de mamas que quería adquirir el sello en su planilla, y adentro llame a la enfermera que atendía a las beneficiarias y discretamente le dije, el bebe que traemos esta muerto quisiéramos que un doctor lo revisara y nos diera el certificado de defunción, inmediatamente llamo  al otro enfermero y le dijo algo, que dejo a las beneficiaras paradas ahí y de inmediato nos pasaron a un área de evaluación,  en el centro de salud solo había tres servidores, un enfermero, una enfermera y el policía de guardia, los cuales se metieron en una habitación e hicieron una reunión de emergencia, al salir los tres nos dijeron, el guardia los va atender,  en la voz de guardia un tipo moreno, de baja estatura con la seguridad de alguien que sabe mucho nos pidió copia de los documentos, ahí empezaron los problemas, Mario y Vicenta no había registrado aun al niño, la constancia de Parto se hallaba echa bolas entre un monton de papeles viejos, que ella acostumbraba a guardar en bolsas de plástico, por suerte Lulú recogió todo, recetas, radiografía, papales de todos los niños y luego de una rápida revisión, encontré la constancia de parto toda rota, Mario según Vicenta había salido a trabajar muy temprano y no tiene teléfono celular, yo tenía la sospecha que Mario había dejado tirada a la familia desde hace mucho, el guardia con esa firmeza que le caracterizaba me dijo que para que me diera el acta de defunción necesitaba el acta de nacimiento y credencial de elector de quien fuera a recibir dicho documento, Vicenta y Lulú, no traían su IFE, así que tuve que apechugar con la mía, con prisa salí a buscar una fotocopiadora para obtener el duplicado de mi IFE y de la constancia de parto, mientras tanto Vicenta traía en brazo el cadáver de su hijo, era un día sábado, nada abierto a esa hora mucho menos quien sacara una copia, sin embargo terco como soy y preguntando di con un lugar de un joven empresario que abre su ciber muy temprano y puede obtener copia de los documentos, para esto ya nos había dado las 8:45 de la mañana y Vicenta traía el cadáver de su hijo en sus brazos, a mi regreso el flamante guardia que la hacía de médico forense, hizo dos llamadas a alguien que dijo ser la doctora y que le daba las instrucciones, después de colgar el teléfono me dijo, tiene que ir con un doctor particular a que le dé una receta, que? le dije, como que un médico particular que aquí no es un centro de salud, después de decirle que los iba a acusar de negligencia y otras lindezas, que no fueron ofensas, decidí ir a ver al MP,  otro, de plano la oficina cerrada, a Lulú se le ocurrió preguntarle a un policía de los de la municipal donde vivía el presidente, el cual secamente contesto ahí está el director hablen con él, mientras tanto Vicenta venía detrás de nosotros con el cadáver de su hijo en brazos,  casi en la puerta agarre  al director de la policía municipal que estaba de salida, que solo había pasado un instante a recoger algo a la oficina, medio le explique el caso volteo a ver a Vicente y le pregunto trae el bebe ahí? Ella asintió y entonces el regordete director con abundante bigote le dijo a otro policía, vayan a ver a aquel, en la ambulancia? Infirió el otro, si contesto el susodicho, Lulú y Vicenta con su bebe, subieron a la ambulancia con otros dos policías, algo me dijo que yo debía ir con ellas pero en el coche, para mi hubiera sido muy cómodo zafarme pues ya estaban en la mano de la autoridad, pero siempre el instinto ese que nos tiene alerta siempre, me hizo ir detrás, llegando a un domicilio salió el comandante todo medio dormido y después de explicarle el asunto me dijo, pues no es mi problema y cerro su puerta.
Ya con el carácter expuesto, es decir encabronado, le dije a las señoras que se bajaran de la ambulancia, que la llevaría a Tuxtla Gutiérrez al centro de Salud para que ahí dieran el acta de defunción, ya en camino a tomar la carretera Lulú se acordó que tenía un conocido doctor, allá vamos, aun lado de la gasolinera de Suchiapa hay un medico, que por más que le tocamos no salió a abrir, ya entrado en búsqueda del doctor particular nos dimos a la tarea de encontrar alguno, y al fin después de media hora de buscar y de puro chiripazo pasamos por el consultorio de una doctora que si estaba disponible y que en sus tiempos de ocio la hace de ama de casa, o al revés,  allí reviso la documentación medica y después de preguntar sin revisar el cuerpo del bebe extendió la receta, le preguntamos cuanto seria y nos dijo no se preocupe van a volver porque debo firmar el acta de defunción que le van a dar en la secretaria de salud, y si efectivamente, el guardia investido de medico después de revisar el documento nos entrego el acta de defunción que llevamos a firmar por la doctora y ahí sí, sus honorarios fueron cubiertos, ya con acta en mano, corrimos al registro civil a conseguir lo necesario para enterrar el cuerpecito de Corazón de Jesús, resulto que en sábado no hay labores, así que nos dimos la tarea de ir a los domicilios de los empleados, donde una de ellas se comunico, que sería posible que nos atendiera en su casa después de la doce del día, mientras tanto nos dimos a la tarea de buscar a la primera autoridad para que a través del DIF municipal,  apoyara a Vicenta con el entierro de su hijo, cual fue con nuestra sorpresa que fue imposible encontrar al presidente y a la primera dama, ya entrado en gastos decidí ir a las funerarias a ver cuánto salía una cajita para la partida de Corazón de Jesús, y afortunadamente se pudo lograr, así que olvide al presidente y a la autoridad y me di la tarea de meter el cuerpecito en la caja y dejarlo para su velación en casa de su abuela, posteriormente me lleve a Vicenta y a dos de sus familiares a terminar el registro y el acta de defunción en el modulo Migo que está en el parque central, yo no sé qué cara nos vio la responsable que la verdad nos trato muy bien, con eficiencia complemento todos los documentos faltantes, acta de matrimonio, actas de nacimiento de la madre y el padre, ya que son nativos de allí, me los dio para sacarles copia y por fin nos entrego el documento para que pudiéramos dejar a Corazón de Jesús en su última morada, después me fui al panteón documento en mano, algún pariente de la familia tenía un lugarcito por allí, asi que lo encontramos y le entregue al panteonero el acta de defunción, como a la media hora me dice, oiga le falta otro permiso de la presidencia municipal, no sé qué cara me abra visto, que me dijo, pero si quiere el lunes me lo trae, ya para entonces lo vecinos habían terminado de preparar el recinto, después de todos esto llevamos el café la galletas y los vasos, por fin puede ir a desayunar.
Mi reflexión de esta historia verdadera, es que hay miseria es cierto, pero la peor de la miseria es la que existe en los seres humanos que no son capaces de ayudar al miserable, si el bebe muerto hubiera sido de padres ricos, créanme que hasta la marimba mandaban, los miserables del alma son peores.

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